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Mostrando entradas de diciembre, 2012

Cuentos del Infiernado: La calma que anuncia la tormenta

Después de una semana de curso de inducción en el que aprendimos cosas relativamente inútiles que se refieren más que nada a como está organizado el IMSS y un muy útil repaso de RCP básico y avanzado puedo regresar a mi Xalapa querida, no sin antes hacer la intentona por un mejor departamento. Ya en la terminal de autobuses y con mi boleto de 2:40 de la tarde intento contactar al dueño del departamento, que al final de cuentas ni pude conseguir. Viendo la hora me atrevo a hacer el cambio de boleto para las 11 de la mañana (tenía sólo 10 minutos para hacer el cambio), corrí hacia la caja, le supliqué a la persona siguiente que me dejara intentar el cambio, cambié de último minuto el boleto y llegué barriendome al andén para tomar el autobus. Todo iba bien, inmejorable! sólo tenia que disfrutar del viaje de regreso a casa, pero claro, algo tenía que salir mal. A mitad de camino el camión sufrió una ponchadura así que nos quedamos en medio de la carretera esperando auxilio. Pasó el cam

Cuentos Del Infiernado: El camión, las copias y el Bloqueo

Comenzamos la aventura viajando a la pluviosilla Orizaba, un viaje con nada fuera de lo ordinario, mi primera vez en la ciudad. Una vez en el hotel (de nombre igual al apodo de la ciudad) y un reconocimiento del área, las oficinas a las que debía asistir y una visita al parque las cosas comenzaron a cambiar... a pesar de la actitud amable de cada una de las personas de la ciudad. Dicen que en un experimento, si todos los resultados son negativos es por que el método es erróneo... en este caso aplicaría este principio, pues entregar los papeles de internado fue un constante ir y venir de futuros MIPs de las oficinas a la fotocopiadora cruzando la calle (vaya que vendieron bien!) por lo menos 2 veces, para lograr entregar todos los papeles en forma y cantidad (incluso los que nos pidieron ahí, de último minuto). En fin, lo más rescatable de la ciudad es eso, la ciudad y no el papeleo, la gente amable, la comida rica y los pocos atractivos turísticos que logramos ver, entre ellos el

Cuentos del infiernado.

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Inauguro lo que prometo será un blog constante, tan constante como mi situación lo permita y mediante el cual les compartiré todas y cada una de las aventuras y desventuras que me depara el internado. Pero antes, pongamos un buen contexto. El estudiante de medicina, constante, estudioso y sediento de aún más conocimientos, después de 5 años en la facultad con sus respectivas altas, bajas y desveladas, debe ir por 1 año a lo que se llama internado, se trata de un año de estar en un hospital con horario laboral y guardias cada tercer día, según el hospital, en el cual rotará por las diversas áreas reforzando así conocimientos y además adquiriendo nuevas habilidades. En papel esto es el Internado de Pregrado. La realidad, evidentemente es diferente. Se trata de un año de, en casos como el mío, alejarse de casa, de amigos y familia, de hacer una nueva dentro del hospital, extrañar el calor del sol directo y no solamente por la ventana, de ir a nuevas tierras y con nuevas personas, a come