Cuentos del infiernado.

Inauguro lo que prometo será un blog constante, tan constante como mi situación lo permita y mediante el cual les compartiré todas y cada una de las aventuras y desventuras que me depara el internado. Pero antes, pongamos un buen contexto.
El estudiante de medicina, constante, estudioso y sediento de aún más conocimientos, después de 5 años en la facultad con sus respectivas altas, bajas y desveladas, debe ir por 1 año a lo que se llama internado, se trata de un año de estar en un hospital con horario laboral y guardias cada tercer día, según el hospital, en el cual rotará por las diversas áreas reforzando así conocimientos y además adquiriendo nuevas habilidades. En papel esto es el Internado de Pregrado. La realidad, evidentemente es diferente.
Se trata de un año de, en casos como el mío, alejarse de casa, de amigos y familia, de hacer una nueva dentro del hospital, extrañar el calor del sol directo y no solamente por la ventana, de ir a nuevas tierras y con nuevas personas, a cometer errores y acumular aciertos, a desvelarse, a escribir a máquina, hacer mil y una historias clinicas, a recibir chamacos y regaños. A curar a la gente.
En fin, mi plan original era pasar esta bella aventura en el Hospital del IMSS de la ciudad de Cardel, pero como sabemos que los planes se hacen para no seguirlos, terminé en el Hospital del IMSS de Coatzacoalcos. Así comienza la aventura, dejo Xalapa y Coatepec para conocer otra ciudad, dejo amigos y familia, mi casa, mi cuarto, mi zona de confort. Es HORA DE LA AVENTURA!





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