Cuentos del Infiernado - No More Coffee For Me
Ya van 15 días desde la última entrada, 15 días intensos de hospital, de levantarme a las 5:30, calentar agua para bañarme, desayunar e ir al hospital, entrega de guardias, preguntas, encargos para estudiar, actualizar el censo, revisar pacientes, actualizar indicaciones, recabar laboratorios, actualizar notas medicas, más preguntas, más cosas por estudiar, ir a clase, discutir, más cosas por estudiar, comer en chinga, entregar guardia, revisar pacientes, más preguntas y obvio más cosas por estudiar, más indicaciones, más notas y los ingresos y los egresos y el laboratorio! y cada tercer día de guardia, con más y más de lo mismo, con ingresos a las 5 de la mañana, lo que significa historias clínicas e ingresos en chinga para actualizar el censo, tomar muestras y entregar la guardia a las 7 de una forma más o menos decente.
Un horario de 7 a "4" matón, con el 4 entre comillas por que rara vez sales a tiempo por los pendientes y con días de guardia aún más largos, de 7am de un día hasta "4" del día siguiente...
Me mantengo ocupado, estresado, hambriento (en verdad, los internos SIEMPRE tienen hambre y ya se por que) y muy muy cansado, con ojeras que crecen cada vez más. No todo es tan malo, el ambiente en la rotación es genial, mis residentes son buena onda, entre internos ya tenemos un buen relajo y los doctores en su mayoría comprenden nuestra situación de médicos núbiles. Las enfermeras si les hablas de la forma correcta están dispuestas a ayudarte y siempre hay algo nuevo.
Me la paso caminando de un lado a otro del hospital, con los bolsillos llenos de cosas, la hojas repletas de notitas y recordatorios que a pesar de todo esfuerzo, al pasar visita con el adscrito falta algo que hacer, un resultado, una indicación, algo que estudiar...
Al final de un dia más, regreso a casa con otra clase de pendientes, comer, dormir y limpiar... todo eso antes de estudiar para mantener las cosas en orden, todo iba bien hasta que una mañana la tragedia apareció, mi jarra de café se cuarteó y ahora cada vez que intento prepararme mi tan preciado café, gota a gota se escapa por las grietas de la cafetera. Las mañanas son más pesadas, no me mantengo tan alerta como debería, se siente ese hueco, el café me hace falta. Lo bueno es que por fin regresaré a casa este fin de semana, será tiempo de visitar y estudiar (si, hay que estudiar todo el tiempo) y conseguirme una nueva cafetera, por que aunque encontrara una jarra que le quede, el precio es tan alto como el de una cafetera nueva :-/
En cuanto a la ciudad, pues está bien, es diferente, me agrada eso de las calles amplias que le dan el mote de ciudad de las avenidas y aunque no he tenido el tiempo suficiente para recorrerla, poco a poco la voy conociendo.
La medicina es más amplia de lo que se cree, el internado es más pesado de lo que imaginaba pero es mejor de lo que creí, cada día a pesar de mis esfuerzos siempre hay algo más, un esfuerzo más grande que debo hacer para mantener el paso.
Un horario de 7 a "4" matón, con el 4 entre comillas por que rara vez sales a tiempo por los pendientes y con días de guardia aún más largos, de 7am de un día hasta "4" del día siguiente...
Me mantengo ocupado, estresado, hambriento (en verdad, los internos SIEMPRE tienen hambre y ya se por que) y muy muy cansado, con ojeras que crecen cada vez más. No todo es tan malo, el ambiente en la rotación es genial, mis residentes son buena onda, entre internos ya tenemos un buen relajo y los doctores en su mayoría comprenden nuestra situación de médicos núbiles. Las enfermeras si les hablas de la forma correcta están dispuestas a ayudarte y siempre hay algo nuevo.
Me la paso caminando de un lado a otro del hospital, con los bolsillos llenos de cosas, la hojas repletas de notitas y recordatorios que a pesar de todo esfuerzo, al pasar visita con el adscrito falta algo que hacer, un resultado, una indicación, algo que estudiar...
Al final de un dia más, regreso a casa con otra clase de pendientes, comer, dormir y limpiar... todo eso antes de estudiar para mantener las cosas en orden, todo iba bien hasta que una mañana la tragedia apareció, mi jarra de café se cuarteó y ahora cada vez que intento prepararme mi tan preciado café, gota a gota se escapa por las grietas de la cafetera. Las mañanas son más pesadas, no me mantengo tan alerta como debería, se siente ese hueco, el café me hace falta. Lo bueno es que por fin regresaré a casa este fin de semana, será tiempo de visitar y estudiar (si, hay que estudiar todo el tiempo) y conseguirme una nueva cafetera, por que aunque encontrara una jarra que le quede, el precio es tan alto como el de una cafetera nueva :-/
En cuanto a la ciudad, pues está bien, es diferente, me agrada eso de las calles amplias que le dan el mote de ciudad de las avenidas y aunque no he tenido el tiempo suficiente para recorrerla, poco a poco la voy conociendo.
La medicina es más amplia de lo que se cree, el internado es más pesado de lo que imaginaba pero es mejor de lo que creí, cada día a pesar de mis esfuerzos siempre hay algo más, un esfuerzo más grande que debo hacer para mantener el paso.
Comentarios
Publicar un comentario